Justificación del blog

Creo que nadie pondrá en duda que el ser humano es la parte más valiosa de la creación, pero tal vez sea la más vulnerable a toda clase de influencias, internas y externas, que pueden afectar, tanto positiva como negativamente, sus actuaciones.

Que hay que tener en cuenta el estudio de los factores humanos en el mundo de la aviación es, a estas alturas, bastante obvio, pero hay que ir un poco más lejos del clásico binomio piloto-controlador, son muchos los profesionales, directa o indirectamente, implicados en "una navegación aérea segura, soporte físico de un transporte aéreo seguro, regular, eficaz y económico que necesitan los pueblos del mundo" (Indalecio Rego).

La aviación es, por lo tanto, como una gran orquesta sinfónica, todo depende de la "armonía funcional" de todo un sistema que comprende elementos de vuelo y tierra. Y la psicología de la aviación, puede aportar y aporta, conocimientos adecuados para su estudio y consecuente aplicación, por supuesto, dentro de la necesaria multidiciplinariedad que tan complejo sistema exige.

Con este espacio lo único que se pretende es dar a conocer algunas pequeñas aportaciones y opiniones personales que puedan llenar la curiosidad de unos o dar información a otros que quieran visitarlo. Queda, naturalmente, abierto a sus comentarios, que serán muy bien recibidos.

¿QUÉ SOMOS INSTRUCTORES, PROFESORES, FACILITADORES?

Saber lo que es uno es importante para luego hacer lo que se debe hacer de la mejor manera posible”.

“Cuando el diablo se aburre con el rabo mata moscas”. Seguramente lo habré dicho en alguna otra ocasión, pero repetirse es privilegio de anciano. Y eso es lo que me está pasando hoy. Con la resaca de la celebración de Nochebuena, la casa dormida y mi mente ociosa se me ha ocurrido retomar una conversación apenas iniciada en el foro CRMyFFHH, hace escasas dos semanas, en el más puro análisis semántico didáctico-docente. Debate interrumpido porque nadie siguió echando ”leña al fuego” pero que hoy traigo de nuevo ante ustedes-vosotros como puro divertimento intelectual.

Estábamos tratando sobre “experiencias” de forma muy amplia y nuestra Mónica peruana apuntó: “Estoy convencida que el fracaso de las enseñanzas se basa en que muchos facilitadores, instructores, profesores (úsese el nombre que se considere adecuado) no realizan una delimitación de objetivos a lograr en base al diagnóstico y quieren utilizar las mismas técnicas pedagógicas para diferente tipo de personas y culturas diferentes”.

A lo que yo contesté: “Tal vez el debate podría empezar por homogeneizar criterios en la denominación del 'protagonista'. Creo que cada palabra tiene su significado y ese significado las hace poderosas. Pienso, por lo tanto, que no es lo mismo utilizar un término u otro y, en este ámbito de trabajo, barajamos varios: Maestro, Profesor, Instructor, Enseñante, Facilitador, Monitor, y se me olvidará alguno más. A mi juicio, repito, no son lo mismo, creo que cada uno significa una cosa y encierra muchas más. Si realmente no sabemos que somos difícilmente podemos hacer lo que tenemos que hacer”. Y remataba: “Bueno estoy divagando y seguramente esto no interesa a nadie. Si en otro rato me aburro igual sigo un poco más por estos vericuetos semánticos”.

En eso llegó la otra Mónica, la de Uruguay, y además de adularme (cosa que me encanta) matizó: “Creo que los seres humanos realmente nos involucramos con algo cuando nos interesa de verdad y nos sentimos parte de la cuestión”.

Y eso es lo que me pasó a mi, que me sentí inmediatamente involucrado en el trasfondo de las denominaciones y aquí estoy lanzado a elucubraciones metalingüísticas, que seguramente a nadie más estimularán... y menos un día como hoy.

Si alguien siente curiosidad y desea seguir leyendo puede ir al archivo adjunto picando aquí.

¿TIENEN (tenemos) LOS PILOTOS EL EGO SUBIDO?

Hace días que buscaba un tema para escribir y así poderlo colgar del Blog, aunque sólo sea para que mis eventuales lectores no piensen que lo he dejado olvidado en el baúl de los recuerdos o yo me he quedado sin ideas. Así es que, repasando cosas debatidas en el Foro CRMyFFHH, del que ustedes ya conocen de su existencia, me tropecé con un debate, que a mi juicio se quedó a medias, después de haber ido dando tumbos de un concepto a otro, para acabar en un rifirrafe histórico-conceptual entre dos destacados contertulios.

La cosa empezó con la intervención de un colega, técnico de operaciones de vuelo (Fly dispatcher), en relación a las actitudes más o menos habituales de los pilotos cuando llegan por la mañana a la oficina de operaciones. Lo iniciaba con la siguiente frase: “Piensen un momento lo que hacemos todos en el restaurante. Hablamos y hablamos, de cualquier cosa, ignorando al camarero, que ve, oye y calla. No lo tenemos en cuenta como persona o simplemente nos sentimos superiores y no nos importa que oigan lo que decimos. No existen”. Luego seguía dando datos y vertiendo experiencias hasta concluir con la siguiente aseveración: “Los pilotos en general y los comandantes en particular tienen un ego superior a la media. Trabajo glamoroso, bien pagado, muy reconocido y respetado, lo que en muchas ocasiones les conduce al ‘síndrome de las cuatro barras’ o ‘síndrome del Real Madrid’".


Obviamente, esta visión particular del panorama general desató una tormenta de intervenciones a favor y en contra de esta opinión, aunque fuera, lamentablemente, divergiendo hacia otros tópicos relacionados como el de “macho pilot” u otros aspectos, también polémicos, como una “potencial y necesaria agresividad” dentro de rasgos de personalidad deseables para un piloto.

Si me lo permiten voy hacer un resumen de lo tratado y exponerlo a su consideración. No sé si acabaré “mojándome” dando mi opinión (que siempre será sesgada, pues aunque ya en “dique seco” he sido piloto y me sigo considerando como tal), o tendrá la suficiente objetividad como me enseñaron a cultivar en la facultad de psicología.

Quien desee averiguarlo que siga leyendo, haciendo clic aquí.